El Dr. Nigel Dunnett es uno de los creadores del Parque Olímpico de Londres. Como docente e investigador en el Departamento de Estudios del Paisaje de la Universidad de Sheffield, predica y practica la integración de la ecología y la horticultura. Sus principales líneas de trabajo son el diseño y uso de techos verdes para hacer frente a los efectos del cambio climático y la creación de mezclas de semillas para reemplazar el uso de plantines en el enjardinado de espacios públicos.

Catedrático de Paisajismo y Tecnología de la Vegetación en el Departamento de Estudios del Paisaje de la Universidad de Sheffield, en 2000 llevó a cabo los primeros ensayos de plantación de techos verdes en el ámbito académico del Reino Unido, con el objetivo de seleccionar especies adaptadas al clima de ese país. Fue la piedra fundamental de lo que en pocos años se convirtió en el mayor programa de investigación y selección de plantas para techos verdes a nivel mundial. Su experiencia está recogida en varios libros. Uno de ellos, Planting Green Roofs and Living Walls (Timber Press, 2004), en coautoría con Noel Kingsbury, está dedicado específicamente a la plantación de techos verdes de grandes dimensiones.
En 2006 fundó el Green Roof Research and Demonstration Centre en la Universidad de Sheffield, que en la actualidad es el centro de investigación multidisciplinaria y de ensayo de sistemas de construcción y plantación de techos verdes más avanzado del mundo.
Desde 2009 está al frente de un ambicioso proyecto financiado por la Unión Europea que tiene por finalidad evaluar la utilidad de los sistemas de techos verdes en el contexto del cambio climático, y analizar, en particular, la resistencia de las plantas según los niveles de profundidad y humedad del sustrato. La evaluación apunta también a determinar en qué forma el tipo de vegetación empleada incide en el comportamiento a largo plazo de los sistemas de techos verdes. Las especies sometidas a estudio son fundamentalmente nativas de praderas de suelo seco de Europa continental, Reino Unido y Norte América, y también pastos que crecen en suelos calcáreos de latitudes templadas.

Para qué sirven los techos verdes

  1. Limitan las altas temperaturas en verano y la pérdida de calor en invierno en los edificios, y prolongan la vida útil de los techos.
  2. Reducen el desperdicio del agua de lluvia y retienen el agua de las lluvias torrenciales.
  3. Absorben CO2 de la atmósfera, purificando el aire y reduciendo el efecto invernadero.
  4. Dan uso a un espacio comúnmente desaprovechado: extienden el área destinable a actividades privadas o públicas, y proporcionan miradores sobre las ciudades.

En todo tiempo y lugar, unas semillas caídas por azar sobre un techo donde en algún recoveco se haya acumulado un poco de barro bastan para que el día menos pensado los habitantes del lugar descubran sobre su vivienda ramilletes verdes o floridos, que atraen abejas u otros insectos polinizadores y pájaros. Pero en momentos en que el cambio climático ya no es una hipotética amenaza sino una costosa realidad, los techos verdes vienen siendo estudiados y utilizados como estrategia para hacer frente a sus efectos y mejorar la calidad de vida en el medio urbano.
Nigel Dunnett sostiene que los techos verdes constituyen una oportunidad única para insertar, en el corazón de las zonas urbanas, amplios oasis de vegetación variada, bella, conformando al mismo tiempo reservas de biodiversidad en plena ciudad, algo que es prácticamente imposible de llevar a cabo de la misma manera en el suelo. Haciendo uso del inmenso potencial de la vegetación de zonas áridas de todo el planeta que viene investigando desde hace años, el Centro de Investigación y Demostración de Techos Verdes de la Universidad de Sheffield ha desarrollado soluciones para todos los ámbitos y funciones: superficies grandes, medianas y pequeñas, para uso público o privado.

Jardín en el cielo

El techo verde de Moorgate Crofts Business Centre, en Rotherham (Yorkshire, Inglaterra), se terminó de construir a mediados de 2005.
El edificio, de seis plantas, fue construido por iniciativa del gobierno local y funciona como una incubadora de empresas. En el tercer piso se encuentran los salones de conferencias, que dan sobre una amplia terraza enjardinada con vista de 360º sobre el río Don y el valle circundante.
El diseño del edificio y, en particular, el de esta terraza, fueron pensados para sacar el máximo partido de las posibilidades que ofrecía la construcción de un techo verde aplicando los conocimientos y técnicas
más avanzados del momento, que habían sido desarrollados por Dunnett en el Departamento de Estudios del Paisaje de la Universidad de Sheffield.
El resultado es un techo verde que combina diferentes tipos de plantas y técnicas de construcción para lograr un jardín en el cielo, cuya vegetación requiere poco mantenimiento y ningún riego, y que se convirtió en emblema
de la región.

El diseño y las especies

Con sus 415 metros cuadrados de superficie destinada a la plantación, es un techo verde de la categoría “medianas dimensiones”, con una profundidad de sustrato de hasta 20 cm, lo que permitió usar una gama más amplia de especies que la que se puede emplear en un techo de la categoría “grandes dimensiones”, en el cual la profundidad del sustrato no supera los 10 cm.
Como la terraza es de acceso libre para todos los usuarios del edificio durante todo el año, la selección de plantas debía garantizar el atractivo visual del enjardinado en cualquier época. Se emplearon tres combinaciones de especies, que se plantaron en amplias franjas curvas: una de herbáceas perennes y gramíneas de pradera, otra de alpinas de baja altura, y una mezcla para borde bajo combinando elementos de las otras dos. Las especies de cada combinación se plantaron en grupos de 5 a 10 plantas, pero la ubicación de los grupos fue aleatoria, es decir, sin atenerse a un plan que fijara de antemano el lugar de instalación para cada grupo; una técnica rápida y sencilla que da como resultado una vegetación de aspecto natural y espontáneo.
En total se usaron alrededor de 60 especies distintas, con grandes cantidades de cada planta. Doce especies son nativas silvestres del Reino Unido; las otras son especies de praderas de suelos secos provenientes de todas partes del mundo y también de sitios costeros de clima riguroso. Con el paso de los años el número de especies disminuyó, algunas fueron predominando sobre otras. Pero el aspecto y el efecto generales siguen siendo los buscados: ondas de color que se mueven a medida que cada especie y grupo de especies florece.

Nigel Dunnett | Praderas impresionistas
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