La denominada corriente naturalista está revolucionando el diseño del paisaje urbano en Estados Unidos y Europa.
Estos son sus principios básicos:

1  Observar las plantas en la naturaleza

Es el primer principio, sobre el que se asienta toda la concepción y la metodología del movimiento naturalista: observar las plantas en estado silvestre, cómo crecen en la naturaleza y cómo son sus comunidades. En particular, estudiar las plantas que se encuentran en ambientes muy duros y hostiles, porque de esa manera de descubren muchas especies (particularmente herbáceas perennes, pero también subarbustos) con potencial para ser usadas en otros ambientes difíciles, por ejemplo, en el medio urbano.

2  Combinaciones y densidad
La forma de disponer las plantas también se basa en la observación. Normalmente en un espacio «silvestre» la densidad de plantas es mucho más alta que la que vemos en un jardín tradicional. Esta densidad que se da en la naturaleza es lo que deberíamos reproducir en nuestros jardines”. Para lograrlo los paisajistas que integran la corriente naturalista fueron abandonando la disposición tradicional de las plantas “en bloques” para plantar combinaciones —es decir, varias especies entremezcladas—, y procurando, además, no dejar la separación entre plantas practicada habitualmente y que favorece el desarrollo de las malezas.

Unir estética y funcionalidad

Una manera sencilla de comenzar a experimentar con las combinaciones es probar con mezclas simples, por ejemplo usar dos especies que contrasten en forma y color, pero elegidas teniendo en cuenta el modo de crecer de cada una para que en conjunto aseguren una cobertura total del suelo.

3  Continuidad: atractivo durante todo el año
En los diseños de Piet Oudolf un principio fundamental es que las plantas que elige mantengan una buena estructura la mayor cantidad de tiempo, de tal manera que el espacio diseñado sea tan atractivo en otoño e invierno como en primavera y verano. Para ello hay que valorar no solo los colores de las plantas sino también las formas, las siluetas, las texturas a lo largo del año. Una de sus estategias es incluir gramíneas y herbáceas perennes de floración tardía, que luzcan bien cuando semillan, que tomen hermosas tonalidades en otoño, y conserven una buena estructura en invierno.

4  Ritmo: repetición y emergentes
La repetición y el uso de plantas “emergentes” son otros dos principios muy importantes en el diseño: le dan ritmo y unidad al proyecto. Por ejemplo: grupos pequeños de 3 a 5 especies mezclados con otras plantas que sobresalen por encima de ellas. Cuando esto se hace en grandes extensiones, las emergentes, con el doble de altura que el resto de la plantación, producen un efecto sumamente impactante.

Los referentes

El movimiento naturalista surgió en Alemania poco antes de la Segunda Guerra Mundial, impulsado por el botánico, viverista y filósofo Karl Foerster (1874-1970), el primero en otorgarle a las gramíneas el galardón de plantas ornamentales.

Piet Oudolf

Es uno de los principales referentes del “movimiento en pro del jardín natural” y del uso de herbáceas perennes y gramíneas nativas en el diseño paisajístico. En su casa de Hummelo (Holanda), Oudolf tiene con Anja, su esposa, su jardín experimental con una selección de las miles de especies que ambos han estudiado y probado a lo largo de treinta años. Los espacios públicos diseñados por Oudolf son referencias mundiales: The Battery y High Line Park en Nueva York, Lurie Garden en el Millennium Park de Chicago, Il Giardino delle Vergini en la Bienal de Venecia 2010, Potters Fields Park en Londres, y Wisley, el jardín de la Royal Horticultural Society en Surrey, Inglaterra. Es autor de varios libros, entre ellos tres con su gran amigo y coleta Noel Kingsbury: Designing With Plants (1999), Planting Design: Gardens in Time and Space (2005) y Planting: A New Perspective (2013).

Noel Kingsbury

Aficionado a la jardinería desde su infancia, comenzó su carrera profesional al frente de su vivero en Bristol, Inglaterra, en 1986. “La gente pedía ‘flores silvestres’, pero tenían una idea romántica e idealizada de lo que eso significa. En Gran Bretaña son pocas las plantas nativas que pueden lucirse en un jardín, por lo que empecé a combinar plantas nativas y no nativas de forma que la intervención del jardinero fuera mínima”. La escasa experiencia británica en este sentido lo llevó a investigar qué pasaba más allá de la frontera. En 1994 conoció en Brasil a Roberto Burle Marx, y en Estados Unidos a James van Sweden, pero la gran revelación fue en Alemania. Lugares como el Westpark en Munich lo impactaron; las plantas se usaban de manera totalmente distinta, basándose en la ecología. En Holanda conoció a Piet Oudolf, cuya combinación de diseño arquitectónico y pasión por las plantas sigue sirviéndole de inspiración. Noel es autor de una veintena de libros. Es investigador y docente en la Universidad de Sheffield, Inglaterra.

Nigel Dunnett

Catedrático de Paisajismo y Tecnología de la Vegetación en el Departamento de Estudios del Paisaje de la Universidad de Sheffield, en 2000 llevó a cabo los primeros ensayos de plantación de techos verdes en el ámbito académico del Reino Unido, con el objetivo de seleccionar especies adaptadas al clima de ese país. Fue la piedra fundamental de lo que en pocos años se convirtió en el mayor programa de investigación y selección de plantas para techos verdes a nivel mundial. Su experiencia está recogida en varios libros. Uno de ellos, Planting Green Roofs and Living Walls (Timber Press, 2004), en coautoría con Noel Kingsbury, está dedicado específicamente a la plantación de techos verdes de grandes dimensiones.
En 2006 fundó el Green Roof Research and Demonstration Centre en la Universidad de Sheffield, que en la actualidad es el centro de investigación multidisciplinaria y de ensayo de sistemas de construcción y plantación de techos verdes más avanzado del mundo.
Desde 2009 está al frente de un ambicioso proyecto financiado por la Unión Europea que tiene por finalidad evaluar la utilidad de los sistemas de techos verdes en el contexto del cambio climático, y analizar, en particular, la resistencia de las plantas según los niveles de profundidad y humedad del sustrato. La evaluación apunta también a determinar en qué forma el tipo de vegetación empleada incide en el comportamiento a largo plazo de los sistemas de techos verdes. Las especies sometidas a estudio son fundamentalmente nativas de praderas de suelo seco de Europa continental, Reino Unido y Norte América, y también pastos que crecen en suelos calcáreos de latitudes templadas.

Nigel Dunnett | Oasis urbanos
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