¿Es posible tenerlo todo en el jardín? Un jardín que sirva para…

  • Hacer reuniones protegidos del sol y de la lluvia
  • Recreación: juegos y ejercicio al aire libre para toda edad
  • Jardinería: conocer la vida de las plantas, aprender y practicar
  • Huerta: plantar, cosechar y consumir lo que plantamos
  • Desahogo: taller, galpón, tendedero

Creado “de cero” o ya existente en el lugar donde vivimos, el jardín nos desafía con su doble condición de habitación-paisaje y no siempre resulta fácil encontrar un buen equilibrio entre ambas cualidades; un equilibrio a nuestro alcance, evolutivo, adaptable.

Una mancha de césped, un par de árboles, algún arbusto, una trepadora silvestre. Ese es muchas veces nuestro punto de partida. Agregamos alguna maceta con flores, armamos algún canterito para colocar la planta que nos gustó en la feria o que nos regalaron en el cumpleaños, y nuestro jardín va evolucionando de la mano del azar. Cuando el área disponible es grande, el proceso podrá durar cierto tiempo antes de que nos alarmemos. Pero tarde o temprano tendremos una selva caótica o un terreno pelado donde “no sé por qué, todo se me muere”.

El otro extremo es el jardín atiborrado, tentación muy frecuente cuando nos escasea el espacio. Es cierto que muchos vistosos jardines pueden darnos la impresión de que la belleza está dada por la superabundancia de plantas. Pero la acumulación por sí sola no garantiza ningún feliz resultado; puede significar, en cambio, un tremendo despilfarro.

Dejar que la Naturaleza se exprese con toda libertad en un terreno extenso o despliegue su amplísima variedad en un rincón pequeño parece deseable y acertado, pero lograrlo no depende del tamaño del jardín. La Naturaleza hace su trabajo, pero no está sola: identificar los componentes fundamentales de todo jardín, aplicar algunos principios, y un poco de planificación nos permitirán actuar con lucidez para que nuestra habitación-paisaje cumpla con belleza los fines que buscamos.

Tal como ocurre con las habitaciones de una casa, los usos que hacemos del jardín suelen ser tan diversos como lo requiere nuestro estilo de vida y nos lo permiten nuestro bolsillo y nuestro tiempo. Puesto que difícilmente podamos o queramos renunciar a uno u otro de los usos posibles del jardín, tratemos de considerar los espacios disponibles buscando encontrar en sus fines prácticos un potencial estético, y en sus valores estéticos una utilidad práctica.

Comencemos por identificar los espacios del jardín y sus funciones.

 

Los espacios del jardín y sus funciones
El jardín frontal

Entre Jardines