Eliminar ramas gruesas excesivas y ramas cruzadas u orientadas hacia el interior; despuntar ramas del año para conservar la forma.
Estas fueron las intervenciones mínimas e indispensables en un ciruelo joven que nunca había sido podado (los dueños del jardín se resistían a hacerlo por malas experiencias previas) con el fin de quitar aquello que fuera claramente perjudicial para la planta: exceso de ramas gruesas, ramas cruzadas y algunas puntas excesivamente largas que desequilibraban la forma.
Se practica el corte con sierra, sosteniendo la rama para que no se desgarre, casi al ras pero dejando algo de la base para que la herida no sea demasiado grande y para permitir una buena cicatrización: el tejido de la corteza formará un callo en el tocón cerrando el corte.
Se coloca la tijera de modo que su parte plana quede hacia el lado de lo que vamos a dejar de la rama; así controlamos la distancia del corte con respecto a la yema o a la base de la rama.
Poda de las ramas del año
Se podaron las ramas del año que crecían en las puntas de las ramas principales y que sobresalían demasiado de la silueta. Se dejaron una o dos yemas para permitir el crecimiento de nuevas ramas. Las ramas del año que no se podaron esta vez probablemente habrá que podarlas el año próximo.