Desde el año 2004, en el mes de octubre —cuando los rosales están en su plenitud— la División Turismo de la Intendencia de Soriano organiza en Mercedes una fiesta de la rosa que incluye un original concurso de jardines con rosas. Elena Laguzzi, alma mater de la propuesta, afirma: “Basta con recorrer la ciudad para darse cuenta de que los mercedarios aman las rosas”. Y eso se nota en cada cuadra, sin importar el barrio. De esa constatación nació la idea de convocar a un concurso para premiar a quienes ya tienen lindos jardines con rosas e incentivar a otros a imitarlos. En los jardines que concursan se juzga la forma de rosal, la apariencia de la rosa abierta y en pimpollo, y su perfume. Se tiene muy en cuenta la sanidad de la planta y se valora la rosa que se sale de lo común. Pero la clave para participar es simple: amar las rosas y poner empeño en mostrarlas en todo su esplendor.

Una muestra memorable: el concurso del año 2013

Cada año son más los vecinos que se animan a presentar su jardín al concurso, o a mostrar sus flores cortadas en la exposición que tiene lugar durante la Fiesta. En 2013 concursaron más de treinta jardines, todos ellos de tan buen nivel que para el jurado fue difícil decidir cuáles eran los mejores.

Categoría 1: Mejores plantas de rosa antigua y de rosa moderna

El ganador del primer premio es el jardín de Modesto Saúl Espinosa. Un jardín de pequeñas dimensiones, en el frente de su casa, sencillo y hermoso. El espacio, con piso de hormigón, solo tiene tres canteros donde crecen varios rosales trepadores, cargados de rosas perfectas: contra el frente de la casa, de color rojo; contra el muro lateral izquierdo, de color rosado intenso; y contra el muro lateral derecho, de color blanco. Todo denota esmero y cuidado; y hasta el portón de cañas que lleva hacia el patio del fondo, confeccionado artesanalmente, es una muestra de buen gusto. Prueba de que lo simple, bien hecho, también es bello.

 

Categoría 2: Mejor conjunto de rosales

 

Apasionado por el cultivo de las rosas, Juan Carlos Vique nos muestra el primer premio de la categoría: su ordenada colección de rosales en el pequeño jardín de su casa. Algunas de estas plantas las adquirió en viveros, otras provienen de gajos que le regalaron, pero también hay rosales que él mismo sembró de semilla. A Juan Carlos no le gusta cortar las flores, le gusta verlas en la planta; solo las corta ya marchitas o deja que den semillas para luego sembrarlas. En el jardín, en latitas perfectamente ordenadas, se ven plantas de rosas prontas para ser injertadas. Aprendió con la experiencia que, para que prenda el injerto, las plantas no deben tener menos de dos años. “Antes de injertar hay que regarlas bien”, acota. “Será porque la savia llega mejor hasta el lugar del injerto y eso ayuda”.
Este año hizo más de 60 plantas y actualmente le quedan unas pocas. Es que, de las plantas que reproduce por semilla y que luego injerta en los pies de rosales antiguos, regala la mayoría; solo se queda con aquellas cuyas flores son diferentes a las de la planta madre: nuevos rosales que pasan a ser parte de su colección.
En los jardines vecinos se nota la influencia de tener cerca a un cultivador tan experimentado y generoso. Muchos lucen engalanados con hermosos rosales que, se adivina, nacieron en el jardín de Juan Carlos.

 

Categoría 3: Mayor diversidad de rosales

Héctor Quijano fue el ganador de la categoría. En su jardín, que el jurado calificó como “maravilloso”, tiene más de cien plantas de rosas de diferentes colores. Entramos al jardín por el acceso de vehículos, un pasaje largo contra la pared medianera, a cuyo pie una fila de jardineras repletas de plantas de exuberante follaje anticipa lo que vendrá. El pasaje termina en un patio sombreado por un parral que cubre una estructura de hierro donde se enroscan también varios rosales trepadores.
El diseño de esta zona es formal: los rosales están plantados en canteros rectangulares cubiertos de césped, los cuales están delimitados por ladrillos puestos de canto y separados por caminos angostos pero cómodos. La presentación de los rosales es impecable; la forma de disponerlos —dos o tres a lo ancho del cantero— permite acceder fácilmente a cada uno para admirarlo, apreciar su perfume o cortar sus flores. Luego de este patio formal, pasamos a otro más grande ubicado al fondo, todo cubierto de césped. Parece un campo de rosas: los numerosos rosales, plantados en forma regular en toda la extensión, están protegidos por algunos árboles que les dan sombra. Héctor nos cuenta algo de cada una de sus plantas —las muchas que hizo de gajo, el níspero que nació de semilla, las antiguas arvejillas de olor que crecen por doquier, la peonía que aún no floreció— pero los rosales son su fuerte. Aquí y allá podemos ver recipientes con gajos ya enraizados, que seguramente serán obsequiados e irán a embellecer otros jardines. Con su esposa disfrutan tanto de ver las rosas en su jardín como regalando pimpollos, y esperan ansiosos cada una de las flores para armar los ramos.

Categoría 4: Las rosas más perfumadas

Máxima Aída Ruiz de Haedo presentó al concurso el espléndido jardín de su casa, que ocupa el frente de su vivienda y se escapa un poco sobre la vereda. La mayoría de sus plantas provienen de gajos; entre flores diversas se mezclan los rosales perfectamente cuidados. Algunas pocas de sus rosas son comunes, la mayoría son singulares y muy perfumadas: por algo ganó el primer premio de la categoría. No conoce los nombres de todas sus rosas, pero no le preocupa. Lo que sí sabe es la historia de cada una de sus plantas, quién le regaló los gajos o cómo los consiguió. Para lograr de ellos tan bellos rosales los cuidó con mucho esmero aplicando toda su experiencia, adquirida durante años de trabajar con plantas. Una pequeña parte de su patio está dedicada a cuidar plantas nuevas: es que tan bello jardín necesita de renuevos. Múltiples y diversos recipientes albergan las plantitas que luego sustituirán a las que ya cumplieron su ciclo.
En cada rincón se nota el saber y la dedicación de esta experta jardinera.


Categoría 5: Mejor integración de las rosas en el diseño

 

Los jueces destacaron del jardín de Alicia Ambielle de Trabisele la sanidad y la excelencia en el cultivo. La casa, que ocupa una esquina, tiene un jardín frontal solo separado de la vereda por una reja perimetral que permite ver los canteros con numerosas plantas y flores, todas espectaculares. Desde que nos acercamos a la casa, ya nos sorprende este jardín. Adivinamos que la dueña no solo es amante de las plantas, sino también una excelente horticultora.
Tanto el jardín frontal como el patio al fondo son de pequeñas dimensiones. No hay césped: las superficies están embaldosadas con lajotas de color ladrillo. En el patio, sillas, mesas, sillones y juegos infantiles nos muestran que es un lugar donde se vive y se disfruta. Las plantas están dispuestas alrededor del patio en canteros de bordes ondulados y también en distintos recipientes. Contra los muros crecen varias trepadoras: rosales, por supuesto, y también madreselva rosada, akebia, duquesa de Orleans; y otros arbustos apoyantes como plumbago y duranta. La sucesiva floración de estas plantas aporta interés a lo largo de todo el año, y además estas ayudan a mantener más fresco el patio y a proteger a los rosales del fuerte sol veraniego.
Los rosales están por todos lados, llenando la parte central de los canteros y cantidad de macetas y recipientes. Ahora ellos son los protagonistas; más adelante lo serán los helechos, las orquídeas, los jazmines y muchas otras plantas que Alicia también cuida con esmero. Entre los rosales hay plantadas tapizantes como el taco de reina. Alicia nos comenta que tuvo que sacar algunas de estas plantas porque la tenían cansada los caracoles que se refugiaban en ellas. De todos modos, otras plantas bajas y rastreras van llenando los huecos, aportando su belleza y actuando como plantas de borde.
El pasaje entre el jardín del frente y el patio del fondo es el acceso al garaje, y no recibe tanto sol. Alicia aprovechó esta circunstancia para poner plantas que necesitan algo de sombra a todo el largo de las paredes.
El día que visitamos el jardín había llovido intensamente. Algunas flores se resintieron pero el encanto del lugar no se empañó.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Sisyrinchium palmifolium
Exposición en la Fiesta de la Rosa en Mercedes

Entre Jardines