Originario de una vasta región de Sudamérica, fue encontrado creciendo espontáneamente en islas del río Uruguay por el profesor Atilio Lombardo en la década de 1940, pasando desde ese momento a ser considerado como un árbol indígena de Uruguay. Se destaca por su profusa floración amarilla durante los meses de verano.
Nombre científico: Peltophorum dubium (Spreng.) Taub.
Familia: Fabaceae-Caesalpinoideae
Origen: Norte argentino, Paraguay, Brasil, Uruguay
Aspecto y porte: Árbol de tronco recto que puede alcanzar los 30 m de altura, no más de 20 m en el sur del Uruguay.
Follaje: Semi persistente.
Hojas: Alternas, de hasta 50 cm de largo y 25 cm de ancho, compuestas bipinnadas, 7 a 16 folíolos elíptico-oblongos yugados, de color verde oscuro. Pecíolos y raquis con pubescencia ferrugínea.
Flores: En grandes panojas terminales, amarillas, ubicadas principalmente en la copa del árbol.
Fruto: Vainas indehiscentes, chatas, de 5-8 cm de longitud, conteniendo unas pocas semillas de color castaño claro.
Exposición: Pleno sol. No tolera vientos fuertes.
Temperatura: Se adapta muy bien a temperaturas cálidas. No tolera el frío cuando es joven.
Suelo: Fértil, húmedo pero bien drenado, liviano.
Riego: Mantener húmeda la tierra alrededor de las raíces con riegos frecuentes durante los primeros veranos a partir de la instalación.
Plantación: Mejor a fines del invierno, estableciendo plantas provenientes de almácigos sembrados dos años antes.
Multiplicación: Se propaga fácilmente por semillas, sembradas a principios de primavera.
Poda: Se poda para eliminar ramas secas.
Texto: Hernán Urrestarazú