La mayor parte de las especies y cultivares de crisantemos son plantas “de día corto”: aquellas que florecen principalmente en otoño, cuando la cantidad de horas de luz y la de horas de oscuridad son similares. Se utilizan para formar macizos destacados en esa estación, con tamaños y colores de flor variados. Los cultivares “enanos” se adaptan especialmente para su uso en canteros y maceteros. Los más altos son populares flores de corte.
Nombre científico: Chrysanthemum x grandiflorum
Dendranthema x grandiflorum
Familia: Asteráceas
Origen: Asia, nordeste de Europa
Aspecto y porte: Planta herbácea perenne, cultivada generalmente como anual, que puede alcanzar desde 30 hasta 100 cm de altura.
Hojas: Alternas, dentadas hasta recortadas y con segmentos lobulados.
Flores: En capítulos, grandes o pequeños, aislados o agrupados. Numerosos colores.
Fruto: Aquenio (fruto seco, con una sola semilla suelta en su interior, no se abre por sí mismo) oblongo, glabro (sin pelos). Exposición: Pleno sol.
Temperatura: Se adapta muy bien a temperaturas otoñales, frescas en las noches.
Suelo: Fértil, húmedo pero bien drenado, liviano.
Riego: Mantener húmeda la tierra alrededor de las raíces con riegos frecuentes, sobre todo en otoños secos. No excederse en el riego.
Plantación: Mejor en primavera, a partir de esquejes de madera blanda. También por semilla en el caso de nuevos cultivares.
Multiplicación: Se propaga fácilmente por esquejes o por semillas sembradas en primavera.
Poda: Se poda una vez secas las flores, para estimular un nuevo crecimiento y una nueva floración. Una poda baja estimula la producción de brotes en la base, los que se usan como esquejes.